Obstrucciones de la Vía Lagrimal

La vía lagrimal se encarga del drenaje de las lágrimas desde el ojo a la nariz. La vía lagrimal se inicia en los puntos lagrimales, situados en la zona nasal de los párpados, y desemboca en la nariz a través del conducto nasolagrimal. Cuando la vía lagrimal se obstruye, la lágrima no puede eliminarse y como consecuencia el paciente padecerá epifora (lagrimeo) e infecciones oculares de repetición.

La obstrucción de la vía lagrimal puede ser congénita siendo relativamente frecuente en bebés en los que la vía lagrimal no llega a “abrirse” a la nariz. En la mayoría de los bebés, el problema se soluciona espontáneamente o tras medidas conservadoras consistentes en masajes en la zona de la nariz por donde discurre la vía lagrimal. En el pequeño porcentaje de casos en el que persiste la obstrucción, se realiza un sondaje de la vía lagrimal, que consiste en pasar una sonda metálica desde el punto lagrimal hasta la desembocadura del conducto nasolagrimal en la nariz, con esto se abre la vía y se cura al niño.

En adultos, la obstrucción de la vía lagrimal puede deberse a distintas causas: conjuntivitis, estenosis de los tejidos por el paso del tiempo, traumatismo… En adultos, una vez que se ha obstruido la vía lagrimal, la solución es quirúrgica, la técnica mas utilizada es la dacriocistorrinostomía que consiste en la creación de una nueva vía para llevar la lágrima desde los puntos lagrimales del ojo a la nariz salvando el obstáculo existente. Esta cirugía puede realizarse:

  • Por vía externa (dacriocistorrinostomía externa), a través de una pequeña incisión cutánea en el ala de la nariz que en la mayoría de las personas es casi invisible. Es la técnica que mejores resultados consigue.
  • Por vía endonasal (dacriocistorrinostomía endonasal), a través de las fosas nasales.
  • Introduciendo una pequeña sonda láser por los puntos lagrimales (dacriocistorrinostomía transcanalicular con láser diodo). Esta técnica tiene la ventaja que no realiza incisiones cutáneas, pero tiene la desventaja que la nueva comunicación que se crea entre el ojo y la nariz es de pequeño tamaño.

 

La mayoría de las veces, la cirugía se puede realizar con anestesia local y sedación para conseguir una total ausencia de dolor, sin los riesgos de la anestesia general. Para asegurar la permeabilidad de la nueva vía lagrimal tras la cirugía, muchas veces se colocan unos finos tubos de silicona que se retiran a las pocas semanas en la consulta.

La elección del tipo de tratamiento depende de las características de cada paciente. En Clínica Castilla recibirá una atención personalizada y le recomendaremos cual es la mejor técnica para su caso.

Obstrucciones de la via lagrimal